Acuario : la era expectante
Entrega XVIII
LA ASTROLOGIA HECHA CIENCIA .
LA MUJER DEL AGATA .
BAJO EL ARBOL BODHI .
El 'hombre que no sabía quién era' se estableció en ese instante sin tiempo que había precedido a su inmersión en las tres dimensiones del espacio cuando naciera, y, finalmente, se trocó en la mirada de Dios . . . Comprendió que todo el proceso de evolución en la Naturaleza no era más que un gran movimiento de retorno a ese instante, y que ese instante se hallaba presente en todos los otros instantes. Y vió a la humanidad, toda, escalando la mirada de Dios; y los más sabios entre los hombres construyeron una ciencia, que llamaron Astrología, para reconstruir esa mirada en cada uno de sus instantes, e inventaron un sistema de coordenadas circular que denominaron Zodíaco, que permitiera la fijación angular de esa mirada, partiendo de los cuerpos en el espacio en que pudiera posarse, que no eran sino el Sol de cada sistema y sus planetas.
Pero todos aquellos Sistemas, ¡ que eran miríadas ! , estaban en movimiento, y sus movimientos no eran cerrados en un espacio, sino abiertos en una expansión cada vez mayor. Y si tal expansión existía, debía tener su contrario, pues todo se movía en pares de opuestos; según habían descubierto; de manera que el hombre se vió comprometido en una tarea gigantesca, para llegar a lo que no era sino él mismo.
Como tal realidad, múltiple y cambiante, además de infinita, no se dejaba aprisionar por el intelecto, empezaron a seccionar el espacio, en rodajas no mayores de un Sistema cada vez y de pocos grados de espesor. A estas rodajas de universo las circunscribían con una banda de doce signos, que era su sistema de coordenadas, y la proyectaban sobre un fondo fijo de constelaciones.
Y esa Ciencia fue haciéndose cada vez más "exacta", hasta servirse de un registro estadístico de "casos" estudiados, ¡ en un Universo en creación permanente ! Y así fue el hombre separándose de la mirada de Dios en la misma medida en que su afán se hacía mayor por aplicar su ciencia para reconstruir esa mirada. Entonces surgieron, aquí y allá, algunos hombres que recordaban en su actitud a los primitivos sabios.
Eran hombres que habían recuperado la mirada de Dios en la 'observación directa' de las cosas : las ramas torcidas de un árbol; los rizos y vórtices en una corriente de agua; el juego de las olas en la arena puliendo soledades; el reptar de una serpiente; la cara atenta de un niño; el vuelo de las aves recortado en el espacio; el movimiento del animal o del humano en el paisaje; la observación directa del firmamento estrellado, que a veces dibujaban en la arena, donde sabían leer el misterio de la vida . . . Se les llamaba los del 'mirar directo' y eran hombres de paz. Con ellos se dió comienzo de una nueva Era . . .
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El 'hombre que no sabia quién era' percibió los primeros signos del amanecer, y se preguntó a sí mismo donde estuvo. Enseguida sonrió . . . ¡¡ Como si se pudiera estar en alguna parte !!
Se despidió del astrólogo y se alejó de la pirámide llamada "Soy un instante sin tiempo", y se encaminó hacia el Sur, donde suponía corrían los Grandes Rios. A poco andar, se halló a una mujer, sentada a la puerta de su pirámide, de cabellos color de miel, abismada en la contemplación de una piedra, una ágata, que portaba en la mano. Al acercarse pudo observar que la mujer lloraba . . . Le preguntó por qué lo hacía y le indicó con la mirada un pez abisal, que identificaba con su vida, incrustado en la piedra.
El 'hombre que no sabia quién era' la tocó en la frente y la mujer vió que el pez se transformaba en pájaro: la metamorfosis comenzó por la boca del pez que se transformó en pico, luego cabeza y pluma de ave, para vivir finalmente el milagro del vuelo. La mujer liberada gritó: Llamaré a mi pirámide "El Ave nacida de Pez" !! El 'hombre que no sabia quién era' pudo observar antes de seguir su camino, que aquella pirámide hasta entonces no tuvo nombre . . .
Al cabo de un rato llegó a una loma, un tanto apartada de la Aldea, cuando aún lucían en el firmamento Venus y el círculo pálido de la Luna. El ascenso poderoso del Sol se presentía detrás de las manchas oscuras de los montes. Al dirigir su mirada a la Sabana, descubrió, bajo un frondoso cotoperí, al 'Anciano cuidador del tiempo', sentado en posición de loto, que meditaba. Todo parecía hecho de luz y sombras, como trabajado por un artista con finas hojillas de plata.
Al lado del anciano se veía la sombra menor de un joven, y luego la de muchos otros que se acercaban. El 'hombre que no sabia quién era' acarició la melena del león que le seguía, e interrogó al SIlencio. Entonces comenzó a ver . . . ¡ proyectada desde arriba la figura del anciano formaba una pirámide viviente ! , y las de los jóvenes otras tantas menores ! Aquello era una ESCUELA. El recuerdo se hizo claro en su mente: . . . " se les llamaba ' los del mirar directo ' , eran hombres de paz que habían recuperado la mirada de Dios. Con ellos se dió comienzo a una nueva Era . . . "
GODSUNO
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Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Agosto, 1974. Derechos reservados.
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