FILOSOFIA
Nuestra Palabra
Nada, absolutamente nada, lo obtenemos gratuitamente. Todo lo obtenemos como recompensa de nuestros actos. Cuando sorpresivamente se recibe algo, no es la suerte ni la casualidad el que lo ha prodigado, es el fruto de una acción inadvertida con anterioridad. Toda alegría, todo sufrimiento, no es otra cosa que recoger el fruto maduro o pintón de nuestros propósitos. El hombre es tan ignorante, que aún hasta la muerte lo toma de sorpresa, debiendo saber que al nacer, se ha de morir.
Lo anteriormente dicho es axiomático, y es por eso que aquel que comienza El Sendero, se va dando cuenta que es EL MISMO el que lo va trazando y ni lo dulce ni lo amargo que la Vida le prodiga, es ajeno a su obra. Cada quien es el arquitecto de su propia vida y día a día se coloca un nuevo eslabón a la existencia; larga cadena de aciertos y errores es nuestra vida pasada, y el futuro está, como puerta abierta a nuestro paso incierto.
La ignorancia es una hilandera que teje y teje con el hilo que le va prodigando la vida, y que sin saber quien lo da ni qué va a tejer, sigue tejiendo, tejiendo su destino hasta que el hilo se acaba por sorpresa y sin terminar el tejido.
El que se Inicia en la búsqueda de la Sabiduría que no espere milagros, porque estos son manifestaciones de Ignorancia y consuelo de tontos. La Fe nos salva para el Bien y nos condena para el Mal, porque la única Fe valedera es la del conocimiento. El Santo no hace el Milagro, es la actitud devocional la que hace el prodigio; y es esa bondadosa y piadosa actividad interior, que es sabia y luminosa, la que produce el merecido fruto del Milagro.
Que tus actos sean fuente inagotable de Milagros.
OM TAT SAT
Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Febrero, 1974. Derechos Reservados.
