Acuario : la era expectante
Entrega XXIX
DEL VALLE A LA CIMA DEL "AGUILA"
ó LA TRANSMUTACION DE LA MONTAÑA
En una roca que se adentraba bastante en el mar- en la estribación Norte del "Águila" - el ´hombre que no sabía quién era´ reflexionaba sobre aquella ciudad que quedaba a su espalda, extendida de Este a Oeste en un valle estrecho, al Sur de la montaña : una ciudad hecha para el consumo, como todas las grandes ciudades.
Pensó en su Nueva Generación y en la necesidad ´establecida´ de que se levantase bajo un nuevo símbolo. Consideró que no podía haber mejor ´guía´ que la ´brújula del Buda´ ( de lo NECESARIO, VERDADERO y AMABLE ) para sacarla de la fascinación hipnótica en que había caído.
- Qué podía haber de más limpio, claro y firme ? - se repetía a sí mismo una y otra vez, mientras observaba como se movían los peces en el mar, en bancos que se iban devorando unos a otros, según sus tamaños. Observando más atentamente comenzó a darse cuenta que era la Vida que jugaba a cambiar de forma, hasta destruir todo apego y quedarse con el solo movimiento.
El ´hombre que no sabía quién era´ absorbió la sabiduría encerrada en aquel juego y se sorprendió a sí mismo jugándolo ; ¡ pero cuánto horror había aún en él antes de perder una forma y cómo le costaba adquirir otra nueva !
Ya entre las rocas. de camino, se encontró a una niña de ojos adormecidos, del color del mar ; ¡ pero en ese instante sorpresivamente abiertos ! Instintivamente llevóse la mano al pecho para agarrar el ´talismán´ que le había dado el ´Anciano Cuidador del Tiempo´, pues había visto el mismo brillar suspendido del cuello de la niña.
- Dime, quién eres ? - ´preguntóle el ´hombre que no sabía quién era´.
- Sólo sé que mi padre es el Mar - repuso la niña - No soy sino en él.
- Quién te dió ese talismán ? , es justamente el que llevo.
- Es un rayo de Sol envuelto en luz de la Luna, aprisionado por mi Padre en esa forma para mí.
Fue trabajado por él pacientemente - según me dijo - durante edades. En cada vaivén de sus olas alimentaba la idea y usó la más fina arena para ir labrando su forma : de dos manos unidas en actitud de orar. En cada instante del tiempo siento en mí el pulso de sus venas, del rayo de Sol aprisionado ; y ello me da vida, y con esa vida me muevo.
- Pero cómo has llegado a Ser ? ¡ Dime !
- Pregúntaselo a mi Padre - fue la respuesta de la niña -
Y desapareció en la misma forma en que vino.
El ´hombre que no sabía quién era´ volvió la cara al Mar, y éste se le apareció, ¡ inmenso !, como el venerable y viejo trabajador de manos fuertes, que era siempre por las mañanas.
Tras un instante de vacilación, le preguntó :
- Dime viejo Mar, ya que estás ahí por eternidades sin que merme tu cuerpo, y que todo lo sabes, cómo fue creada esa niña ?
Apenas oyó la pregunta, enmudecióse el Mar, y sus aguas volviéronse oscuras, como si se hubiera hecho más profundo, y después de un silencio que helaba, sólo roto por el grito de los pájaros, sacudió con furia los cimientos del "Águila", y fundió la luz de las crestas de sus olas en serpientes de fuego, haciéndose repentinamente la noche.
El ´hombre que no sabía quién era´ quedóse quieto con su aliento, tratando de no perder contacto con el Mar. Permaneció inmóvil mucho tiempo, tanto como para aplicar la enseñanza aprendida en su juego con los peces : de no identificarse con las formas y ser ´uno´ con la vida, atento e inmóvil.
Así lo hizo sin perder contacto con la esencialidad del Mar ; entonces éste empezó a hablarle :
" No sé exactamente quién eres, ni sé si tu lo sabes pero si he de contarte mi historia te diré que siempre he querido saber qué hay en la raíz misma de la Materia. Por eso habrás visto que embato, con furor, por eternidades, contra los arrecifes. hasta hacer de ellos playas del más fino oro. Soy un viejo, muy viejo Alquimista. como comprenderás, de quien todos los demás han aprendido aunque no siempre lo confiesen. Pues bien, he de decirte que en mi largo batallar he descubierto que en el fondo de la MATERIA existe siempre una Virgen, y que esa Virgen es la MADRE de Dios. Esa fue la niña que creíste ver . . .
Enmudeció el Mar y quedóse mirando con indiferencia al ´hombre que no sabía quién era´. Y su indiferencia fue tan grande que ya no le fue posible a éste entrar de nuevo en su contacto. Y así pudo seguir su camino.
Tuvo más luego otro encuentro ; pero ya se hallaba a mitad de la falda de la montaña. Se encontró a un joven sabio, cabizbajo. Interrogóle si algo le ocurría mas éste respondió, después de un silencio indagador, ´su´ silencio :
- "Se me inquirió una vez vez sobre la VERDAD, y en mi inexperiencia argüÍ, queriendo convencer ; pero al transmitirla era ya un pájaro muerto. Ahora me construyo mi propio SILENCIO".
El ´hombre que no sabía quién era´ siguió ascendiendo, y se halló en lo más alto del "Águila" con el ´Hacedor de hombres´.
Un Anciano que llevaba por barbas las nubes que circuían el "Águila". Sus ojos despedían destellos, como el reflejo del Sol en el más puro cuarzo. Con él aprendió a reír.
GODSUNO
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Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Julio, 1975. Derechos reservados.
