ACUARIO : La Era Expectante
Entrega XXXVIII
DE REGRESO
ó EL ENCUENTRO CON EL SANTO YOGUI
El ´hombre que no sabía quién era´ se maravillaba de sustentarlo todo, pues a medida que atravesaba las cosas creadas, las animaba de vida : las montañas como a los ríos, las plantas como a los animales, igual que el fondo de los mares y las mas apartadas regiones del firmamento.
Todo se resumía en él, como en ligera pulsación. Sentíase ser una estrella en mitad de su frente, consciente de su núcleo radiante.
A medida que palpaba los confines de su cuerpo, que era el Universo, se le hacía más difícil ser consciente de su centro, legando a confundirse en la Unidad del Todo.
Insertado de nuevo en el Tiempo, se encontró de regreso en las colinas donde le esperaban las DOS MADRES ( puertas física y metafísica de dos mundos ). Pronunciaba, como en recuerdo, las palabras : " EN UN COMIENZO FUE EL VERBO ; EL VERBO ERA CON DIOS, Y EL VERBO ERA DIOS " . . .
Las DOS MADRES sonreían, al ver a su hijo despertar con ojos maravillados.
El las miraba como recordando ; luego se dirigió a Ellas :
- ¡ Qué bellas son ! ( y las contemplaba comenzando de nuevo a moverse rítmicamente entre las dos, haciendo círculos perfectos ). ¿ Por qué escogieron ser DOS, y hacer así de este Universo un Universo polar ?
Como las DOS MADRES sonreían, él agregó :
- Supongo que en otros mundos son TRES o CUATRO . . . pero les digo : donde estuve sólo reina la UNIDAD.
En un visaje del timpo se dio cuenta de algo.
- ¡ Qué extraño ! - añadió, a la vez que las observaba de nuevo atentamente - Vistas inmediatamente ´antes´o o inmediatamente ´después´ de un cierto instante, donde antes y después dejan de tener sentido, la UNA se convierte en la OTRA.
Y así diciendo ya no podía distinguir entre la Muerte y la Vida.
- ¡Es como pasar de uno a otro lado ! ; donde, sin embargo, no hay formas para hablar de lados.
Las DOS MADRES le besaron en la frente y le dejaron ir, después de regalarle sus dos mundos !
Pasado algún tiempo, algo fue madurando en el ´hombre que no sabía quién era´, que lo hacía más libre.
A orillas del río, ahí donde sus aguas eran más mansas, se encontró de nuevo con el Santo Yogui que le esperaba. Su mirada denotaba que sabía de su experiencia y de la forma envolvente de sus movimientos.
El Yogui le habló así :
- Sé de tu estilo ; quieres de una vez comprenderlo todo, abarcando Cielo y Tierra. Pero debes venir ahora a mí y recibir la ciencia milenaria de la Yoga, que te hará señor de tí mismo y de tus propios movimientos.
- Debes, en primer lugar, fijar tu mirada interna en mí y dejar al comienzo que yo todo lo haga, poniendo tu personalidad a un lado. Así iré instruyéndote en el real conocimiento de tí mismo, y con ello, conocerás a Dios.
GODSUNO
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Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica - Noviembre- Diciembre , 1976. Derechos reservados.
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