FILOSOFIA
Entrega XXXIV
EL ENCUENTRO CON HERMES
HERMES se hallaba de pie bajo la luz tamizada de la enredadera, y observaba atentamente a través del rostro puro de un niño la naturaleza del Todo, como si lo hiciera a través de una lente.
Próximo y distante, a la vez, hablaba HERMES de los Siete Principios :
- Su secuencia - decía- es tan natural y obvia que ninguno de ustedes llegaría a confundirla, y, no obstante, cuando salen de este plano de conciencia en que se hallan ahora, y discurren por el de las grandes Ciudades, invierten al poco tiempo su órden, tomando el Principio de Generación como el primero. Es éste un fenómeno de inversión- agregó esta vez como si hablase para sí mismo- semejante al que se da en Óptica.
Así, invertida la escala, escasos son los que vuelven nuevamente a mí.
Al inicio de cada Era, tomo expresión en un punto distinto de la Tierra, para comunicar la Verdad sencilla de estos Principios. Ahora estoy aquí con ustedes en la GRAN SABANA, en la América del Sur, al inicio de la ERA DE ACUARIO.
El 'hombre que no sabía quién era', absorto, sin creerlo, en las palabras de HERMES, no había observado hasta entonces los rasgos de su rostro, que se le revelaba de pronto de un color cobrizo intenso, de nariz aguileña, labios rectos y firmes, ojos y cabellos negrísimos. Evocaba la efigie de una antigua moneda de bronce.
En ese momento posó HERMES su mirada sobre él, y sintió vivir de nuevo aquella 'condición topológica' que le permitía, libremente, pasar de un Plano a otro.
Captó una sonrisa imperceptible en los labios de HERMES, y su rostro cambiaba rápidamente, como si fuese el crisol en que se fundían todas las razas.
- En verdad, ciertamente y sin duda os digo : Todo es Mente.
Esta verdad hízose vivencia para los presentes, y lo que cada uno pensaba se volvía realidad, sin que mediara para ello el tiempo.
Los niños bogaban en la Mente del TODO y en su juego se transmutaban en aves, ríos o estrellas, y todo parecía confundirse, cuando HERMES levantó de nuevo su voz :
- En verdad, ciertamente y sin duda os digo : Lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba como lo de abajo, para obrar los milagros de una cosa.
No bien terminó de enunciar este segundo Principio, las cosas se ordenaron, teniendo cada uno de los presentes una clara comprensión del mundo que le rodeaba. Macro y Microcosmos se 'correspondían' !
Y así se oyó su voz por siete veces : En verdad, ciertamente y sin duda os digo . . . Y su voz parecía elevarse del Inconsciente de la GRAN SABANA.
Aquella experiencia fue muy fuerte para el 'hombre que no sabía quién era'. Se retiró silencioso antes de que lo hicieran los niños, y se recogió como un pájaro bajo la sombra de un árbol. La luz de la tarde le llegaba suavemente, y pudo aún observar desde su sitio el vuelo elevado de algunas aves, antes que aparecieran las primeras estrellas.
Pensó luego : A HERMES hay que acercarse como a los grandes problemas, por aproximaciones sucesivas . . .
GODSUNO
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Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Marzo-Abril, 1976. Derechos reservados.
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