domingo, 10 de octubre de 2021

FILOSOFIA - ACUARIO : La Era Expectante - Entrega XXIII

 

Acuario : la era expectante


                                    Entrega XXIII

                     DONDE  SE  ACLARA  EL  MISTERIO

                     DE LA  ALDEA  DE  LAS  PIRAMIDES

                o   UNA  AMISTAD  IGNORADA


              "Quiero saber sobre el misterio de la 
              'Aldea de las Pirámides', soy enviado
              del  'Anciano cuidador del tiempo'."

.  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .

       Al pronunciar las palabras anteriores, el 'hombre que no sabía quién era'  irrumpió en una risa amplia como el cielo, pues se le hizo claro que no podía haber nada distinto a él mismo, y que todo era pretexto de autoconocimiento. Se maravilló de su propia risa y oyó que Pitágoras le respondía : "Ah, de manera que eres enviado del 'Anciano cuidador del tiempo' ; ¡ Quién lo pensaría ! " Al formular esta interjección lució como un niño que jugase 'de comprenderse a sí mismo', pues más nadie que él podía haberlo pensado, desde el momento que era Mente Universal. Pitágoras miró luego, atentamente, al 'hombre que no sabía quién era', como quien estuviera calculando la curvatura del espacio que había permitido que él se viera como el que tenía delante de sí.  A su vez,  el 'hombre que no sabía quién era' se veía complacido en descubrirse como aquel que le observaba : como la curvatura en un punto del espacio.

       Después de esta presentación - ritualista, como diría un exégeta - no les quedó a ambos más que hacerse amigos. Fue entonces que Pitágoras le contó al 'hombre que no sabía quién era' cómo había conocido al Anciano cuidador del tiempo' :

       "Allá, en mi adolescencia, en la Isla de Samos, me complacia en recorrer los mercados y oir de las narraciones de los navegantes que habían estado en tierras lejanas. Fue allí que conocí a un joven ya famoso, por su capacidad especial para comunicarse con los gansos. Se ocupaba él, para aquel entonces, de trasladar de un plantío a otro de algodón, bandadas de gansos que servían para limpiar el sembrado de gusanos, y evitar así que destruyeran la apreciada fibra.

       Pues bien, una vez nos entretuvimos observando una pirámide de arcilla, hecha por una anciana bruja, quien afirmaba que esa pirámide en miniatura era copia de la Gran PIrámide de Egipto, usada por los sacerdotes para las iniciaciones. Recuerdo que nos dimos en construir, nosotros dos, una aldea entera de pirámides cerca de una acequia, donde pasamos todo el día jugando. De ese juego nació mi vocación para lo mágico y mi resolución de viajar a Egipto en compañía de aquel joven a quien consideré desde entonces mi maestro. Por eso no sabes de la alegría y del fino humor del cual es portador tu mensaje.Dime, como has llegado hasta mi y la manera mas apropiada de llegar a mi vez al  'Anciano cuidador del tiempo'."

       El 'hombre que no sabía quién era' le expresó, lacónicamente, que había dejado su cuerpo al pie de la ESFINGE, disuelto en una delgada columna de humo, al tiempo que emitía su nota fundamental. Tras un instante de reflexión, agregó que bien podía usarlo para visitar en la Tierra al  'Anciano cuidador del tiempo'. De seguida, lo instruyó en la nota fundamental que debía pronunciar para recrearlo, y le pidió que conservara algunos 'circuitos neuronales' construidos en base del humor, pues le serían muy útiles en la Tierra. Para definir las coordenadas espacio-tiempo donde hallaría a su antiguo compañero de juego, debía escribir el nombre 'Gran Sabana'  y leerlo reflejado en las aguas.

       Por último, quiso que llevara a su vez un Mensaje para que fuese reconocido por el  'Anciano cuidador del tiempo', y le entregó el siguiente poema. como recuerdo de su llegada a los planos causales :

                         "Unipéndula, el arco del 'hombre que no sabía quién era'

       Yo te canto ¡"Unipéndula"!,
       con mis manos te he hecho,
       que no son éstas ;
       con setenta y dos mil hilos del aliento de vida
       he trenzado tu cuerda,
       que he amarrado a mi ombligo.
       He probado mis fuerzas queriendo doblar tu arco
       y, unidos, he lanzado mis flechas
       de pensamientos forjadas ;
       pero he herido.
       Ahora sólo uso el SILENCIO como MATERIA.

                                                                                                                                                                                                               GODSUNO
                                                                         _________                                                                                                      

Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Enero, 1975. Derechos reservados.

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