FILOSOFIA - Acuario : la era expectante - Entrega XVII

                     Acuario : la era expectante

                                                 Entrega XVII

               

        EL  ASTRÓLOGO DE LA ALDEA DE LAS PIRÁMIDES

    ó  EL HOMBRE, UNA FUNCIÓN ANGULAR DEL ESPACIO

     

     Mientras se acercaba a la pirámide en la cual pasaría la noche, el  'hombre que no sabía quién era' pudo observar que entre las pirámides la mayoría mostraba un pensamiento escrito a su entrada : "Soy la luz primera de la mañana, decía una. "En mí se encuentra aún la frescura de la arcilla, decía otra. "Soy un primer movimiento" . . . "En mí vive el Silencio . . . "Quien en mí entra se encuentra a sí mismo, pero no puede salir" . . . "Soy un cono, una pirámide que se niega a sí misma para afirmarse" . . . "En mí se elabora el soma de la vida" . . . "Soy el canto de la amistad sencilla" . : : Así hablaban las pirámides mientras que el 'hombre que no sabía quién era' pasaba a su lado, hasta encontrarse frente a la que le habían designado : "Soy un instante sin tiempo", oyó que le decía, y se sintió estremecerse. Pudo luego observar que alguien le aguardaba a la entrada.

     Era un hombre alto, de cabellos cortos y canos, aún joven. Bajaron juntos unas gradas y se encontraron en un gran espacio cuadrangular, con muebles bajos y libros abiertos, diseminados por el piso ; la luz era uniforme, como proyectada desde arriba.  El 'hombre  que  no sabía quien era'  levantó la vista y pudo observar, suspendido sobre su cabeza, el Sistema Solar, rodeado por la banda del Zodíaco y las Constelaciones fijas, que hacían de inmensa lámpara que cubría todo el espacio.

     Al sentarse en un cojín que el huésped le ofreció, comprobó ¡ sincronicidad extraña !, que estaba decorado con su signo zodiacal. Guardó silencio y miró atentamente el rostro de su huésped, y supo que aquel hombre sabía. Tampoco él, como ningún otro antes, le preguntó de donde venía ni adonde iba . . . 

     Descansó y quedóse sumido en profunda meditación. Se hizo una oscuridad total. Entonces oyó la voz de su huésped, no supo si dentro o fuera de sí, que le decía : "moveremos ahora estas poleas, y podrás ver como la pirámide mostrará, como una flor, cuatro balcones en el firmamento. Así fue efectivamente.  El cielo estrellado iluminó tenuemente el interior de la pirámide. Subieron por una escalera liviana, adosada a la pared, y llegaron a uno de los cuatro balcones, como una mano que se abriera para recibirlos en el vacío, proyectada fuera de la pirámide.

     El 'hombre que no sabía quién era' experimentó, violentamente, que el espacio lo inundaba con un chorro de estrellas y constelaciones. Poco antes de borrarse totalmente su cuerpo en aquel mar estrellado, oyó, por última vez, la voz de su huésped que le preguntaba : "¿Prefieres estos tubos ahumados que usaba el viejo Thales de Mileto o este telescopio más moderno? "

     Una sonrisa se extendió por su cuerpo, como las ondas que se extinguen en un estanque. Supo que no somos más que 'espacio condicionado', que se devuelve para volver al origen. Captó en sí, de nuevo, como antes de venir a la Tierra, la  'aspectación total del Universo', en ese instante sin tiempo, que precede a la inmersión de la vida en las tres dimensiones del Espacio.

                                                                    GODSUNO

                                                                    _________

Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Julio, 1974. Derechos reservados.