miércoles, 28 de abril de 2021

FILOSOFIA - ACUARIO: la Era Expectante - Entrega VIII

 

     Acuario : la era expectante 

                                               
                                                    Entrega VIII


                                            LA TAPARA DE DIOS ó

                                   COMO 'EL HOMBRE QUE NO SABIA 

                                   QUIEN ERA' ,  APRENDIÓ  A REIR

     ' El hombre que no sabía quién era ' se quedó atento contemplando la escena del viejo del bosque, que reía . . . El mundo animal pareció detenerse: las hormigas formaron una fila india inmóvil, el lagarto levantó su cabeza interrogante y en el aire el gavilán detuvo su vuelo negando la pesantez de su cuerpo. Todo aquel mundo expectante tenía un centro de fascinación al cual estaba sujeta la risa del viejo : un mono tenía un puño aprisionado en una tapara, de la que pugnaba por sacar algo. Sus movimientos eran grotescos y parecían dibujar enigmas en el aire que el resto de los animales no lograba descifrar.

     ' El hombre que no sabía quién era ' se sobresaltó al oír que el viejo del bosque, sin mirarlo, le dirigía la palabra : " Acércate, te estoy esperando ! Sé que en tí hay un reproche no formulado por la escena que se despliega ante tu vista, de la cual me haces culpable. En verdad cada cosa es muchas otras cosas, además de lo que parece ser. Siéntate en esta piedra, justamente sobre esta mancha de luz, y observa al mono con su tapara hasta que lo veas dentro de tí."

     No pasaría un minuto cuando el tiempo físico dejó de ser, y 'el hombre que no sabía quién era', comenzó a ver en los movimientos del mono sus propios movimientos, en el afán de retener sus anhelos y deseos, en la tapara en que convertía a su propio devenir. Y comenzó a reir como lo hacía el viejo del bosque, hasta llenársele de lágrimas los ojos ; pero había todavía en su risa, a diferencia de la de aquél, un dejo de amargura . . .

     "Ahora- díjole el viejo- relájate y mira como se mira a lo lejos, viendo siempre al mono . . . " Así empezó a hacerlo cuando descubrió que el cuerpo del mono trabajaba como un pantógrafo, que iba dibujando  en cada mancha de luz que se filtraba entre los árboles,la historia de las religiones de los hombres, de sus sectas y escuelas. Estas escenas superaban en lo risible a las anteriores. Cada religión, secta o escuela era una moneda de luz que sus hombres administraban con celo y eficiencia ; ponderaban sus diferencias y virtudes, y agregaban a su nombre, cuando lo juzgaban útil, el motete de "verdadera" o de "pura" para diferenciarla de otra del mismo nombre.

     Cuando los hombres empezaron a moverse hacia la orilla del bosque- en aquel mundo mayávico descrito por los movimientos del mono- y las monedas de luz comenzaron a fundirse en monedas mayores, a medida que el follaje de los árboles se volvía menos denso, cundió la desesperación entre los administradores de las religiones, y ciertamente no sabían cómo hacer para detener al hombre en su movimiento hacia la luz. Las religiones más sectarias ingeniaron sostener ramas de árboles sobre la cabeza de los hombres a manera de techumbre, cuando estos se aventuraban a salir fuera del bosque, para poder seguir así administrando sus manchitas de luz, y no tener que vérselas con el SOL.

     Todo aquello debe haber sucedido en un instante sin tiempo,cuando 'el hombre que no sabía quién era'  se dio cuenta que el viejo del bosque había desaparecido y en su lugar lo miraba Dios. Dios le dijo : "Este es nuestro tercer encuentro. En el primero me distes un consejo que anoté en los archivos akásicos, pues lo consideré bueno, y aún lo sigo considerando. En el segundo, te hallabas en los "Talleres de Luz de la Naturaleza", como Kumara cuando te pedí que me acompañaras para descubrir el significado de aquel Andamiaje gigantesco que pretendía elevarse hasta el Cielo y que hasta ese momento su existencia me había pasado desapercibida. En ese Andamiaje, recuerdo, alguien se ofendió de que mi nombre se escribiera con mayúscula . . . ( Y al evocar esto, Dios rió con risa inefable ) .Ahora en este tercer encuentro, soy yo quien quiere hacerte un regalo. Quiero enseñarte a reir. Para esto, te reirás de mí conmigo.".

     " Mira de nuevo al mono . . . hasta que desaparezca . . . estamos antes de que él fuera . . . Estoy con Adán y Eva a quienes he creado en el Paraiso . . . Hago de ellos un problema pues no quiero que coman del fruto del Árbol de la Sabiduría . . . Deseo que la Sabiduría sea en ellos y que no se identifiquen con su fruto . . . Ellos prefieren la intelectualización del fruto y olvidan el árbol, la fuente de la Sabiduría . . . 

     El Paraíso se me convierte así en una inmensa dificultad, en la tapara de Dios . . . hasta que Adán y Eva resuelven abandonar el Paraíso ( pues fueron ellos quienes se fueron y no yo quien los expulsó como lo afirman los difamadores . . . ) Sólo entonces me libré de mi tapara y alcancé la Liberación . . . Ahora espero EL REGRESO DEL HOMBRE . . . 

     y Dios y 'el hombre que no sabía quién era' rieron juntos . . . 

                                                                                           GODSUNO


Fuente : Órgano de Cultura y Difusión del Centro de Orientación Filosófica. Septiembre, 1973. Derechos reservados. 

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